martes, 28 de mayo de 2013

NOMINALISMO


Con el término "nominalismo» se designa a una doctrina filosófica según la cual los universales o conceptos generales son simples términos abstractos que designan conjuntos más o menos vastos de realidades individuales.

El nominalismo niega, por consiguiente, que los universales puedan subsistir como realidades anteriores o independientes, puestas en las cosas o fuera de ellas, y -en la medida en que tiende a considerar como reales únicamente a las individualidades concretas- pone en duda la misma posibilidad de conceptos universales.
Entre sus exponentes los mas destacados son:


Juan Duns Escoto:

Teólogo y filósofo escocés, fundador de una escuela de pensamiento, vinculada al escolasticismo, denominada escotismo en su honor. Nacido en Duns (Lothian), ingreso en la orden de los franciscanos y estudió en las universidades de Oxford y París. Más tarde impartiría clases en ambos centros sobre los Cuatro libros de sentencias, el manual de teología básico escrito por el italiano Pedro Lombardo. En 1303 abandonó París por negarse a apoyar al rey de Francia, Felipe IV el Hermoso, en la disputa que éste mantenía con el papa Bonifacio VIII con motivo de la bula Unam sanctam (1302). Después de un breve exilio regresó a la capital francesa, donde enseñó hasta 1307. A finales de ese año fue enviado a Colonia, en cuya universidad profesó hasta su fallecimiento, ocurrido el 8 de noviembre de 1308. Sus escritos más importantes son las dos colecciones de Comentarios sobre las Sentencias y los tratados Cuestiones quodlibetic, Cuestiones sobre metafísica y Sobre el principio primero. A causa de su intrincado pero hábil método de análisis, en concreto en su defensa de la doctrina de la Inmaculada Concepción (que el papa Pío IX definió como dogma de la Iglesia católica en 1854), se le conoce como Doctor Subtilis (Doctor Sutil). Duns Escoto analizó con precisión los conceptos de causalidad y posibilidad en un intento de establecer una prueba rigurosa de la existencia de Dios, el ser primero e infinito. Al considerar la naturaleza de la teología como una ciencia, sin embargo, se apartó de forma clara de su precursor, santo Tomás de Aquino. Mientras éste definía la teología, primero y ante todo, como una disciplina especulativa, Duns Escoto abordaba la teología como una ciencia práctica, interesada en cuestiones teóricas sólo en la medida en que éstas se plantean como fin el salvar almas a través de la revelación. Argumentó que mediante la fe una persona puede conocer con absoluta certeza que el alma es incorruptible e inmortal; la razón puede argumentar con verosimilitud la existencia de tales cualidades del alma, pero no puede probar que existan con exactitud. Al igual que santo Tomás, Escoto fue un realista de la filosofía, pero se distinguía de éste en ciertas materias básicas. El principal punto de diferencia entre ellos está relacionado con sus ideas de la percepción. Duns Escoto mantenía que una comprensión directa, intuitiva, de las cosas concretas se obtiene tanto a través del intelecto como de los sentidos. Aquino, por su parte, sostenía que el intelecto no conoce por sí mismo la singularidad de las cosas materiales sino sólo las naturalezas universales abstraídas a su vez de las percepciones. Duns Escoto afirmaba que los universales no tienen una existencia separada de la mente humana, sino que cada cosa separada o “singular” posee una naturaleza distinta hacia el exterior que comparte con otras cosas de la misma clase. Este hecho, pensaba, suministra el fundamento objetivo de nuestro conocimiento sobre las verdades esenciales. Siguiendo la tradición franciscana establecida por el teólogo italiano san Buenaventura, recalcó la primacía de la libertad humana y de los actos de amor sobre el intelecto. Evitaba una visión arbitraria o voluntarista de los actos de Dios, aunque advertía al mismo tiempo que la existencia actual de las cosas depende de una decisión libre tomada por Dios, y sostenía que las obligaciones morales dependen de la voluntad de Dios. Esa voluntad, enseñaba, es libre por completo y no estaba formada o determinada por motivos concretos. Dios ordena una acción no porque él vea que es buena, como afirmaba santo Tomás, sino que la hace buena al ordenarla. Duns Escoto fue uno de los más profundos y refinados teólogos y filósofos escolásticos de la edad media. Durante muchos siglos después de su muerte, sus seguidores, denominados escotistas, estuvieron en conflicto con los adeptos de santo Tomás, que eran llamados tomistas. En el siglo XX la influencia de la filosofía escotista es todavía intensa en el seno de la Iglesia católica.

Guillermo de Ockham:


Filósofo escolástico y escritor polémico del siglo catorce, nacido en o cerca del pueblo de Ockham en Surrey, Inglaterra, aproximadamente en el 1280; probablemente murió en Munich, alrededor del 1349. Se dice que estudio en la Universidad de Merton, Oxford, y tuvo a Juan Duns Escoto por maestro. A temprana edad entró en la Orden Franciscana. Hacia el 1310 fue a París dónde puede haber tenido a Escoto una vez más por maestro. Aproximadamente en el 1320 se desempeñó como profesor ( magister) en la Universidad de París. Durante esta porción de su carrera compuso sus trabajos sobre física aristotélica y lógica. En 1323 él resignó su silla en la universidad para consagrarse a la política eclesiástica. En las controversias que se emprendieron en ese momento entre los abogados del papado y aquellos que apoyaban las demandas del poder civil, el prestó su apoyo a la parte imperial, y contribuyó a la literatura polémica de la época con varios folletos y tratados de los cuales los más importantes son "Opus nonaginta dierum", "Compendium errorum Joannis Papæ XXII", "Quæstiones octo de auctoritate summi pontificis". Fue citado ante la corte pontificia del obispo en Aviñón en el 1328, pero arregló su huida y se unió a Juan de Jandun y Marsilius de Padua que se habían refugiado en la Corte de Luis de Baviera, a quien le hizo la oferta jactanciosa, "Tu me defendas gladio; ego te defendant calamo".

En sus escrituras polémicas Guillermo de Ockham aparece como el abogado del absolutismo secular. Niega el derecho de las papas a ejercer el poder temporal o a interferir de cualquier forma en los asuntos del Imperio. Incluso fue tan lejos como para defender la validez del matrimonio adúltero del hijo de Louis, en la jurisdicción política, y al poder absoluto del Estado en esta materia. En la filosofía Guillermo defendió la reforma del Escolasticismo tanto en el método como en el contenido. El objetivo de este movimiento reformista era en general la simplificación. Este objetivo lo formuló en la famosa "Ley de Parsimonia", comúnmente llamada "La Navaja de Ockham": "Entia non sunt multiplicanda sine necessitate." Con esta tendencia hacia la simplificación estaba unida una muy marcada tendencia hacia el escepticismo una desconfianza, expresa, de la habilidad de la mente humana de alcanzar la certeza en los problemas más importantes de filosofía.

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